lunes, 8 de julio de 2013

Hola... cómo va?

Hola, acá estamos de nuevo. Andamos pensando en volver a escribir pero no definimos sobre qué. Hay alguien?

viernes, 24 de diciembre de 2010

Partidas y arribos

Y tenía ganas de escribir. Sí. Más o menos desde abril que vengo “produciendo” algo sobre lo que nos pasó. A mí, a vos y a nosotros. Es mi “post”, pero hay varios incluidos.
Creo que, en la mañana del 24 de diciembre de 2010, estando en Mar del Plata, escuchando en modo “random” a Rosana y dos discos de Diego Torres, es el momento indicado para expresar. Es un momento muy “maricón” el que me agarró. Porque el 2010 ha sido un año fuerte. Pasaron cosas grossas. De las lindas y de las feas. La gran mayoría fueron fuertes.
Ya empiezo a pucherear cuando hago el recuento en el marote.
Seguramente se me pase algo, porque el repaso es mental, de la memoria. No es que fui anotando todo mes por mes cual campaña de Unión, Alvarado, Aldosivi, Quilmes y Peñarol en el diario.
Lo que más recuerdo entre las cosas “bajón” del año es que el abuelo Orfel y Shala se fueron de paseo juntos, allá por abril. La perra-lechona-personaje se fue el 10; y el viejo-personaje el 30 (ah bueh, suena Color esperanza).
Eran las 12 y la nueva integrante de la familia pidió salir y jugar. Ya les contaré sobre su “arribo”. Pero la cuestión es que me distrajo, después me fui y ahora retomo. Estamos pisando las 19.30 y estoy con una Brahma helada en el parque.
Aquellos dos que nombré un párrafo más arriba, deben andar quién sabe dónde, también con Don Raúl, mirando a todos. Vigilándonos. Son parte de las partidas. Esas que duelen mucho y se extrañan seguido. Pero, en mi caso, sus recuerdos son divertidos, frescos. Siempre están, siempre los tengo, los nombro y me río, aunque también "puchereo".
Son dolores fuertes, pero hay que seguir. Cuesta asumir y cuesta aguantar. Pero hay gente que nació con esa tarea y nos gusta hacerla. Por suerte, con los que me rodean, somos varios.
Además, también llegan las buenas noticias para "emparejar" un poco. Embarazos, nacimientos, noticias. Amigos, amigas, salidas, brindis. Canciones, bandas.
Cada vez que pasa algo feo, se valora mucho más lo lindo. Por eso la palabra "disfrutar" es una de las que más me gusta en el presente y seguramente en el futuro inmediato y los futuros que siguen.
Por eso decidimos contar, con Vane, que nos vamos a casar el 12 de noviembre de 2011. Ella ya fue la protagonista del blog, cuando escribí algo sobre los anillos que picaban cerca… Lo hicimos "oficial" en mi cumpleaños, a fines de mayo. Todos se pusieron contentos. Luego hubo que difundirlo a muchos y comenzar a organizar. Tenemos varias cosas, faltan tantas otras, pero la decisión está tomada.
También fueron protagonistas de mis mariconeadas, alguna vez, varias mujeres. En esos momentos porque se casaban. Y hoy, por los arribos. Emilia ya trajo a Clarita y Juli a Santi. La "China", avisó que alguien llegará en siete meses. Son lindas noticias.
Además, aparecieron cosas positivas en lo laboral, con algunos aumentos, que se sumaron a la juventud, la energía y las salidas de siempre.
En el deporte, mis primos salieron campeones con el club de su vida. En el que empezaron y terminarán sus carreras con rugbiers. En el club donde sembraron los árboles que hoy son enormes. Le ganaron al clásico Sporting en la final, en Tandil y en julio. Yo estuve ahí y me emocioné. Nunca voy a borrar de mi memoria ese momento.
Creo que en los arribos y las partidas se puede resumir el 2010 del corazón. Seguramente me olvidé de algo pero como soy ansioso, quise terminarlo y que lo lean. La Brahma, aún no se termino. Mis ganas de aguantar tampoco. Sean felices, ríanse, disfruten cada cosa, pónganle mucho aguante y estén en todos lados donde puedan, aunque lo tengan que hacer a la vez. El blog maricón de Bernardo deja una nueva entrega, a la espera de más arribos y menos partidas.

martes, 23 de noviembre de 2010

Manzanas podridas

Dicen que, cuanto más te molesta algo, más veces aparece para seguir haciéndolo. Y eso me pasa a mí. En la manzana de mi casa, se escuchan ruidos por todos lados. En la de enfrente, también. No solamente eso, pasan cosas raras. Muy raras.
El barrio es “tranquilito”, y eso conspira contra la tranquilidad. Hay muchos niños, por ende muchos gritos, llantos. De un lado, nos golpean la pared porque el garage es contiguo. Del otro, gritan, se pelean, se insultan. Todos, no únicamente los pequeños. No solamente elevan el tono de voz cuando están enojados, sino que hasta lo hacen para ofrecer “¡CHORIZO O MORCILLA!” en algún asado. Pero son buenos. Realmente nunca pude terminar de contar cuántos niños y adultos hay. Pero se escuchan muchos “Camiiiiiiila”, “Juanaaaaaaaa” y “Lucianoooooo”.
Del mismo lado que nos golpean la pared, la derecha, los dos pequeños, a veces se pasan para nuestra vereda a buscar sus pelotitas y destrozan las plantas de mi vieja. Cuando ella sale “enfurecida”, el grande acusa: “él fue”, señalando a su hermano menor.
Las vecinitas y vecinitos de la izquierda, tienen la “Pelopincho” en el patio durante todo el verano. ¡No van a la playa, aunque estemos a 10 cuadras! Y obviamente, por todo lo anteriormente enunciado, no me caen para nada simpáticos los feriados, ni los perfeccionamientos docentes.
Pero la “tortura” no termina en las casas contiguas, sino que se extiende a las de enfrente y a las restantes de la manzana. Siguiendo con nuestro misma parcela, hay un perro que aúlla insoportablemente desde hace un año en alguna vivienda que espero descubrir algún día. Primero pensamos que era porque estaba lastimado, agonizando. Pero no. Siguió. Entonces pensamos que es porque no le gusta estar afuera, o porque lo dejan solo o porque sencillamente, los dueños no están en la casa. Es insoportable, sobretodo cuando ofrece su concierto a eso de las 3 AM.
Los vecinos que viven frente a mi casa, sí que son graciosos. Empezando por el de la esquina, que pintó el “Alpino” de amarillo; siguiendo por el de más al medio, que tiene dos de los perros más bobos que he conocido, aunque por suerte uno ya no está. Los dos, ladran todo el día, son feos y a esto se le suma que la empleada, se prepara para irse fuera del hogar. Es decir, saca la moto, se pone el buzo, la campera, el casco, los guantes y la prende. Tarda unos cinco minutos en los que los canes se desviven por ladrar y saltar. Lo hacen con mucha pasión. Y ella, con mucha “pachorra”.
Completan la nómina de vecinos indesesables, el que está “justito” frente a mi casa. Ejemplos: 1) sacó de raíz un árbol que estaba en su vereda y le daba sombra y ahora estaciona su auto en la nuestra, a la sombra de nuestro árbol, y no deja lugar para nuestro auto. Divino. Y ahora, hace poco, terminaron de construir una pileta en la parte de adelante del parque, no atrás, como la gente normal lo hace. O sea que en el verano 2011 tendremos más ruido.
Me dirán que soy un “quejoso”, un viejo, pero les juro que a veces cansan. Pero, como dijo un amigo mío hace un tiempo “hay que convivir”, entonces tolerás. Igual, mucho no me preocupo, porque queda menos de un año para mirar a todos desde un 5to. Piso…

sábado, 3 de octubre de 2009

Un hotel de aquellos...

A continuación, unas líneas sobre el lugar done estoy alojado mientras cubro para el diario El Atlántico de Mar del Plata,a el Cuadrangular final de la Copa Argentina de Básquet, donde participa Peñarol...



El “Touring Club” de Trelew, es un lugar lleno de historia que aún conserva rasgos de antigüedad. Fundado en 1918, tiene un encanto especial para visitantes y para los propios habitantes. Pasen lean y recorran...

Al verlo desde afuera, llama la atención. En estos tiempos modernos, llegar a ciudades que conservan y aman su historia, es algo que tiene un encanto especial. Y parecer un protagonista de aquel rico pasado, más lindo es aún.
Más allá de que el plasma último modelo que está arriba a la izquierda, con el canal Much Music, le pone un toque de modernismo, todo lo que conforma el Hotel Touring Club de Trelew, guarda cierta “antigüedad”.
La recepción es, a la vez, bar y restaurant. Detrás de la barra, está el tablero con las llaves de cada habitación, pero también, alrededor de 400 botellas y latas de distintas épocas. Las primeras de Gancia, las de Fernet Branca, unas de hace 30 años de Campari, Cinzano, Cognacs. Todas ubicadas cual tribuna popular de cualquier cancha. La de atrás, asoma levemente por encima de la que está adelante. Así por detrás de todo el sector de recepción, elaboración de desayunos y bacha para lavar la vajilla, que se extiende por todo el ancho del salón, unos 20 metros. También hay algunos trofeos, un par de cocteleras y un reloj enorme de agujas. Sin olvidar, obviamente, la vieja y querida lista de precios, de fondo negro y letras blancas que se clavan. “Vermout Jeréz, $8”, marca. “Ginegra, Vodka, Gin, Vino, Licor, Coñac y Anis, $5”, sigue.
En el salón, se mezclan los pasajeros que están alojados y bajan a desayunar, unas señoras que el sábado por la tarde se juntan a charlar y jugar al Burako, el solitario hombre con su café y también, aquel que está acompañado únicamente por una botella de fernet y un sifón de soda. El hall de entrada, tiene unas 30 mesas. Algunas son de madera, pintadas de marrón, con sillas de similar composición, aunque algunas tienen un almohadón verde oscuro. Otras, tienen un mantel azul, otro colocado por encima en forma de rombo color bordó, y sillas de mimbre, también con un almohadón del color de la tela que cruza en la mesa.
Paredes altas, y techos también. Obviamente, la antigüedad se refleja en la pintura. Está un poco descuidado, pero esto también es parte de la esencia. En los laterales, un montón de cuadros. Una lista de precios vieja, fotos, escudos. Recortes de diario que reflejan lo que es el Hotel Touring Club, de manera similar a estas líneas. en uno de ellos, del diario Jornada, se recuerda la Masacre de Trelew, ocurrida el 22 de agosto de 1927, cuando fueron asesinados 16 militantes de organizaciones armadas Peronistas y de Izquierda en la Base Almirante Zar. En el mismo, hay una foto de una conferencia de prensa realizada un año después, en el lugar donde son redactadas estas líneas.
Una máquina de café de las primeras, de adorno. Para trabajar, hay una “Criollo Eurobar” de las últimas.
Al tono con el pasado. El mozo. El único que pasa gran parte del día. Pantalón negro, camisa blanca, asiente con la cabeza ante el pedido de una “lágrima”.
El cigarrilo también es compañía para los que están solos o con alguien. En Trelew se puede fumar en los espacios públicos.
Una puerta de entrada, dos ventanas a los costados, el cartel de “Sistema WI FI”, que también le da una dosis de actualidad al lugar. Pura descripción de lo que se ve y se siente.
La historia real, esa que no le deja lugar a la imaginación de quiénes lo visitan, esa que igualmente atrapa, cuenta que el “Touring” es una fusión de los hoteles “Argentino” y “Globo”. Este último, fue construido por la compañía inglesa “Southern”, en el año 1898. De esa primera estructura, se conserva la recepción-restaurant- bar- sala de juegos, y doce habitaciones. Aquí, por ejemplo, se alojó el Presidente Julio Argentino Roca, y el famoso pistolero Butch Cassidy.
Al lado, se encontraba el “Argentino”, que se incendió, quedó abandonado hasta que el señor Pujol, adquirió la propiedad y la anexó al “Globo”, en 1918, dando lugar a la fundación del actual “Touring”. La mayoría de los materiales, fueron traídos desde Europa, en barco hasta Puerto Madryn y en tren hasta Trelew. Desde Buenos Aires, también llegaron.
En planta baja, funcionaba, como hoy, el salón comedor, con vajilla de porcelana, copas de cristal y en el balcón, la melodía de un piano hacía más amena, placentera y romántica la comida o estadía.
Desde 1949, la familia Fernández es la dueña. Primero estuvieron los hermanos Luis y Rafael, con sus esposas Albina y Josefina; luego “Doña Pepa” quedó con sus hijos y sus familias, a cargo de todo.
Por la mañana, está la abuela y su hijo, y por la tarde-noche, los nietos. Uno de ellos, entrega un folleto que cuenta: “Lo más antiguo, que guarda los recuerdos de toda la historia, no solo del hotel, sino de la ciudad, es la confitería. Lugar de enamorados desde la época del trencito. De estudiantes, deportistas, de treguas políticas, bohemios, y locos con ideas luminosas”. Uno de ellos, que se alojó en 1930, fue Antoine de Saint-Exupéry, el creador de “El Principito”.
En casi dos horas de viaje hacia atrás, recuerdos y redacción, intento transmitir este viaje por el pasado de un lugar lleno de historia. Las señoras continúan jugando, fumando y discutiendo, en otra mesa hay un solitario hombre con una Quilmes de 3/ 4, Much Music sigue en el plasma y a mi lado, un colega santiagueño lee el folleto y se presta a escribir sobre lo mismo. Una vez más, el “Touring” y su encanto atraparon a un curioso. Por su pasado y presente. Por los sucesos que fueron y los que vendrán, este lugar es sin dudas, un hotel de aquellos…

martes, 7 de julio de 2009

Sobrino del corazón

Siempre dicen que, cuando te estás por morir, se te pasa toda tu vida en un segundo. Imágenes, sensaciones, momentos. Nunca lo experimentamos, obvio. Y el que lo hizo, no lo pudo contar lamentablemente.
Algo parecido me pasó el otro día. Estaba conectado y apareció Vir y me dijo “nacióóóóóóó!”. Era 3 de julio, se refería a Francisco, el hijo de su hermana Victoria y Nacho.
En ese momento me emocioné mucho. Porque ellos son personas muy queridas, están en un lugar muy querido y yo, lejos. La mariconeada fue muy fuerte. Además, estaba en el diario, sin nadie con quien comentar y compartir semejante alegría. Hubo puchero.
Porque como conozco a la reciente mamá desde hace más o menos 18 años, este notición pegó fuerte.
Recuerdos de la infancia, flashes de momentos que siempre están ahí para aparecer cuando no los esperás. Su casa, la cocina, el (y los) sillones marrones del living y el televisor con el control remoto de los botones re duros.
La torta de los 80 golpes de Liliana, la camioneta Ford F100 celeste y blanca de Juan Carlos, el Renault 18 celeste, los mates que antes no tomaba y miraba de lejos, los cuadros de Virginia, las fotos viejas, el juego ese que puso de moda Susana Giménez que no me acuerdo cómo se llama. Me acordé, el “SUcesos”. Las visitas de sus primas de Juárez, el matineé de Buho´s. Su cumpleaños de 15 y mi negativa rotunda a bailar el vals. Las miles de veces que la acompañé a su casa de noche (y también a Virginia), las charlas en la vereda, las vueltas en auto. Arjona, la colección de rock nacional de la revista Noticias, su negativa a escuchar Los Cadillacs. Boca, siempre Boca.
Más grandes, aunque no tanto como creíamos, el viaje a Bariloche, la parte que me eligió para que desfilemos para una boludez del video que nos hacían. Ir a La Madrid para egresar con mis amigos y amigas de la vida y de siempre, y que no pueda elegir bajar con ella. Recuerdo que lo hice con una cuyo sobrenombre era “Thalia”, imagínense.
Visitas, siempre. Mías en la mayoría de las oportunidades. A La Madrid o a La Plata. Almuerzos, cenas, y por fin, mates compartidos. Aunque siempre había un “vos no sos muy matero”.
Las miles de cartas que me escribió cuando me fui a Tandil y también cuando me vine a Mar del Plata. Desde La Madrid o desde La Plata, ella fue la que lo hizo con más constancia. Realmente era importante tener ese nexo. Su rechazo a la tecnología, que logró vencerla y ahora hasta tiene Facebook. Y en el msn, donde chateamos de vez en cuando.
No pude estar cuando se recibió de abogada; pero sí en su casamiento, en enero de 2008. Aparecer en una foto en su video jaja. Muchas cosas en muchos años.
También es muy importante y me acuerdo, de cuando le presenté a mi compañera de vida desde hace 3 años. Le regaló un saquito para Francisco, tejido por ella misma cuando fuimos a La Madrid para otro casamiento, el de Emilia. Fue lindo ese momento.
Tanto tiempo ha pasado, y hoy somos tíos del corazón. Ella es mamá. Recuerdo los primeros pasos de su noviazgo con Nacho. ¿Cómo pasa todo tan rápido?
Sin dudas, si algo he aprendido, es que tener siempre por ahí esos recuerdos y muchos otros que ahora no vienen, es una de las cosas más lindas de la vida.
Ojala este nuevo bosterito tenga la misma esencia que su mamá, su papá, sus abuelos, su tía Virginia y su gente. Ojala pueda recordar esas pequeñas cosas y ser feliz. Desde donde me toque, prometo ayudarlo.

sábado, 4 de abril de 2009

El bar amigo

Hace unos minutos, estando en el diario, abrí un Word, y como la experiencia (mala) indica, guardé el documento antes de escribir la primera palabra. Lo nombré con una “B”, mi inicial.
Eso de la experiencia, viene a que, en este laburo, muchas veces me ha pasado de no guardar y perder todo. Y putear.
Lo que cito en el título y en el primer párrafo, se me ocurrió hace unos segundos, cuando chateaba con Fede, amigo del trabajo quien en este momento está a una compu de distancia.
Hablábamos de novias, de ex, de nuevas, de juntadas. De festejos, de situaciones hipotéticas y nombramos a nuestro bar amigo, que nos aguanta la razón. “El Estar”, acá en Mardel, en Gascón y Catamarca.
Con mi hermano empezamos a ir hace bastante. Y con la banda del diario fuimos mucho en este último tiempo hasta que la camarera se rayó, trató mal a Santi una vez que él fue con la suya, y nos distanciamos. Hace unos días, la echaron y cuando nos enteramos, llegó la reconciliación.
Porque el encargado nos trata bien, nos conoce. Nos da vasos de vidrio y nos pone los temas que le pidamos (rock en castellano sí o sí). Y otro Fede, que antes laburaba, se hizo amigo nuestro sencillamente por esas mismas razones. Luego dejó, y ahora retornó, como nosotros. Ayer volvimos, con mi hermano, el Gasty y el Mati, protagonistas del post anterior. La pasamos bien, y barato.
Mi historia acá en Mar del Plata ha estado marcada por varios bares amigos. El primero fue el Bar de Hugo, o Parada 7, ubicado en Santiago del Estero y Alvarado. Con mis hermanos, vivíamos a media cuadra y una vez, volviendo de no sé dónde con Santi; al pasar, escuchamos que sonaba La Vela. Condición clave.
Empezamos a frecuentarlo y se dio lo mismo que en el presente. Vasos de vidrio, descuentos, “nuestra” música. Y acústicos con amigos, y varias borracheras. Ya no existe. Primero cerró y tiempo después, el genio de Hugo falleció.
Otro bar amigo fue, sin dudas, Agarrate Catalina. O para nosotros, Catalina simplemente. Laburaba Juani, uno de la banda del diario, y tenía mucha onda el lugar. Al cóctel infalible nombrado dos veces más arriba, se le sumaba el Cantobar de los viernes, el “recital” del gordo Rodrigo los sábados y la pizza libre por 5 pesos. Nos hicimos amigos de los amigos de Juani, también de las camareras y fue nuestro lugar de cabecera durante un tiempo.
Conocí a la persona más hermosa del mundo. Ahí la ví por primera vez y ahí nos pusimos de novios. Imposible olvidar, todo. Tremendo.
Con el Bar de Hugo, Catalina y El Estar, tenemos tres bares amigos, pero posta eh. De los que nunca fallan. Siempre están en el recuerdo y en el presente.
Un rato después, con Fede ya no chateamos de lo del principio, pero su frase “tenemos que copar ese bar”, todavía resuena…

miércoles, 11 de marzo de 2009

De oídos, sonidos y amigos

Siempre fue de las cosas que mejor me hicieron. Sola o en conjunto, ayudó. A pensar, desahogar, disfrutar y descargar. Y sigue estando. Los años pasan pero continúa a mi lado. No la estudié, no soy virtuoso, pero me gusta. La disfruto y muchas veces la entiendo.
Será porque desde chicos convivimos. Acá integro a mis hermanos. No tanto Luli, sí Santi. Y mi viejo ni hablar.
Él fue el primer responsable. Un familiar directo que nos inculcó sin intención el folklore de Los Chalchas, también los versos de Serrat y unos cuántos más. Después pasó la posta a nosotros. Y devolvimos gentilezas llenándole los oídos con las nuestras.
Él estudió guitarra y aún sigue tocando en sus mínimos ratos libres. Y nosotros nos acoplamos. De chicos cantando, tarareando e inventando. Ahora tratando de sacar de oído, a modo de aficionados, con los muchos instrumentos de percusión que fuimos comprando. En el quincho de mi casa hay un bongó, un “uruguayo”, un “marroquí”, el bombo salteño de mi viejo, una pandereta y recientemente, Santi trajo de Baires un guïro.
De mis gustos ya he hablado varias veces en este blog. Aún debo ponerme a escribir más en profundidad sobre la banda amiga que me aguanta el corazón a mí y a varios. Ya lo haré.
Queda por ponerse a contar sobre la verdadera inspiración de este post. Es la música, claro.
Esa que hace unos días, estando solo y desvelado, me puse a escuchar a las 4 de la mañana. Esa fue la primera señal. Puse “El regreso” de Calamaro y escuché varias veces “no me nombres”, tema que hace con su hermano Javier. Tremendo.
Luego, también desvelado y “paveando” en la compu como un “pancho” (seeee, se lo están imaginando con mayonesa y papitas), sonó Ska P, Arbolito, Manu Chao, Pampa y los discos piratas de La Vela en vivo que se mantienen en el rígido.
Y mi hermano vino de verlo al genio en el club Ciudad y me mostró el güiro; y un día me quedé chateando con el Lando, también con el Gasty y por qué no, con el Mati…
Ellos dieron el empujón final; o el puntapié inicial para escribir esto que leen. Porque juntos, en su último viaje por Brasil, encararon un lindo delirio: armaron el Lumpen Trío y se largaron a tocar. Como en el quinchito de Belgrano casi Buenos Aires, o como en el de mi casa o en su Tandil, cuando aún no los conocía; unieron sus talentos y a la mierda. Salió eso.
Uno me mostró videos, el otro sus letras y el otro ya voló hacia el más allá. En realidad los tres. Y yo también, ¿por qué no?
A los tres los conocí por la música y mi hermano. El Lando estaba en Baires y fuimos a ver a La Vela. Caímos a su depto, enchufó la viola y se zarpó. También se calmó e hicimos algunos temas tranca. Pero en uno de los primeros... “shhh” se escuchó desde un balcón mala onda; y este loco respondió “¡la puta que te parió!”. Tiene esas cosas. Es calmo pero cambia. Tiene una paz media rara. Es una buena combinación. Esa fue una gran noche.
El Mati es un tipo extrañador. Creo que el más virtuoso. En un cumple de mi hermano, se disfrazó de León y tocó con la armónica sostenida, como Gieco. Toca varios instrumentos de oído. Los fue aprendiendo a puro talento. Ahora está con la trompeta. Siempre hacemos temas a dos voces y salen muy buenos. Eso creemos bah.
Y el Gasty es el infaltable. Hasta hace no mucho, era el alma de cada juntada. Un tipo que sin haber ido a clases, con mucha garra, empeño y oído, puede tocar desde un tema de los Doors hasta un enganchado de Palito Ortega o algunos temas de Bombita Rodríguez. Es un ícono carismático. Pero hay que tratarlo bien porque si se “bimbea” (o se raya, fastidia y enoja), se apaga y chau. Y vuelvo al “hasta hace no mucho” porque ahora dice que esa etapa ya fue. Pasó a ser un compositor serio.
Son tres grandes amigos de la música y de la vida. O de la música en vida. Se disfruta de ella con ellos. Hace mucho que no hacemos una juntada. ¿Por qué no en breve?